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lunes, 19 de septiembre de 2011

Hans-Adam II - El estado en el tercer milenio


En 1513 un diplomático florentino llamado Maquiavelo revolucionó el arte de la política con su tratado El Príncipe. Quinientos años más tarde es un príncipe, Hans-Adam II de Liechtenstein, quien expone sus ideas sobre el modo en que deben organizarse los Estados.
<<No preguntes qué puede hacer el ciudadano por el Estado, sino qué puede hacer el Estado, mejor que cualquier otra organización, por el ciudadano.>>
El príncipe Hans-Adam II ha reflexionado profundamente sobre la mítica frase de John F. Kennedy: <<No preguntes lo que el Estado puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por el Estado>>, hasta llegar a la conclusión contraria a la del presidente norteamericano, a quien conoció en su juventud.

Cuando los ciudadanos olvidamos que somos nosotros quienes conformamos los Estados, éstos dejan de ser una forma de gobierno que facilita la convivencia. Incluso pueden convertirse en lugares de represión. Por ello, debemos ser conscientes de que la posibilidad de construir una sociedad plenamente democrática está en nuestras manos.

Esta es la premisa de la que parte el autor antes de proponer que entendamos el Estado como una empresa de servicios cuya obligación es la de ocuparse de nuestras necesidades. No debemos tener miedo a exigir buenos servicios, por tanto. Al fin y al cabo, somos los accionistas de esta singular empresa a la que llamamos Estado.

El autor:
Hans-Adam II, príncipe de Liechtenstein, es uno de los personajes más polifacéticos de la Europa actual. Además de un historiador especializado en el origen de los Estados, es un empresario de éxito internacional.
Su experiencia política se remonta a 1970, cuando se encargó de la organización de la Casa Principesca. Desde que asumió la regencia de Liechtenstein en 1989, ha logrado que este pequeño país ingrese en las Naciones Unidas (1990) y en el Espacio Económico Europeo (1995). Su fama de monarca democrático se vio refrendada en el referéndum al que sometió una reforma de la constitución, y que obtuvo el apoyo mayoritario del pueblo de Liechtenstein.

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