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martes, 8 de marzo de 2011

Umberto Eco - El cementerio de Praga

Portada del libro El cementerio de Praga


<<Una novela donde todos los personajes, excepto el protagonista, existieron realmente. Es más: algunos de ellos están todavía aquí, entre nosotros...>> Umberto Eco

Estamos en marzo de 1897, en París, espiando desde las primeras páginas de esta magnífica novela a un hombre de sesenta y siete años que escribe sentado a una mesa, en una habitación abarrotada de muebles: he aquí al capitán Simonini, un piamontés afincado en la capital francesa, que desde muy joven se dedica al noble arte de crear documentos falsos.

Hombre de pocas palabras, misógino y glotón impenitente, el capitán se inspira en los folletines de Dumas y Sue para dar fe de complots inexistente, fomentar intrigas o difamar a las grandes figura de la política europea. Caballero sin escrúpulos, Simonini trabaja al servicio del mejor postor: si antes fue el gobierno italiano quien pagó por sus imposturas, luego llegaron los encargos de Francia y Prusia, e incluso Hitler acabaría aprovechándose de sus malvados oficios.

Treinta años después de publicar El nombre de la rosa, Umberto Eco vuelve para mostrarnos que, en la literatura y en la vida, nada es lo que parece y nadie es quien dice ser: todo es según convenga, y acaba triunfando el rufián que desconfía de todos y siempre se mantiene alerta, aunque no se mueva casi de esa mesa donde lo vimos al principio, cuando quizá no sabíamos que Simonini y los hombres como él aún están aquí, entre nosotros, y han venido para quedarse.

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