Encontrando un hueco en el mundo 2.0

lunes, 17 de junio de 2013

Cayetana Stuart y Silva - Lo que la vida me ha enseñado

Portada del libro Lo que la vida me ha enseñado


Dio el <<Sí, quiero>> a Alfonso Díez y la duquesa de Alba arrancó a bailar. Esas imágenes dieron la vuelta al mundo, porque Cayetana Fitz-James Stuart no deja indiferente a nadie.

Animada por el cariño de que es objeto allá donde va, sorprendida por la expectación que despiertan sus vivencias y tras el éxito de sus memorias, la duquesa nos descubre cómo ha sido su vida desde ese 5 de octubre de 2011 en el que contrajo matrimonio con Alfonso, el tercer duque consorte de la XVIII duquesa de Alba.

Pero sobre todo ha querido trasladar sus reflexiones, sus pensamientos más íntimos y serenos desde la perspectiva que le dan sus ocho décadas de vida trepidante.


<<Vivo un tiempo más sosegado. Por eso he podido hacer balance y recopilar mi filosofía de vida. Con que alguna de las ideas que aquí se recogen sean útiles y ayuden a una sola persona, el esfuerzo me habrá merecido la pena.>>



Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba, nació en el Palacio de Liria, en Madrid, aunque se siente sevillana de corazón. Fue la única hija de Jacobo Fitz-James Stuart, duque de Alba, y de María del Rosario de Silva y Gurtubay, marquesa de San Vicente del Barco. Es la segunda mujer que encabeza la Casa de Alba en una dinastía con seis siglos de historia. Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia fueron sus padrinos. Se casó con Luis Martínez de Irujo, hijo de los duques de Sotomayor, en 1947. De ese matrimonio tiene seis hijos. Tras quedar viuda, en 1978 volvió a contraer matrimonio con Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate en la capilla del Palacio de Liria, de quien enviudó en 2002. En 2011 se casó con Alfonso Díez.

Cayetana de Alba estudió en España, Francia e Inglaterra y habla cinco idiomas. Es una amante de las artes, desde la pintura a la música clásica; además de excelente deportista, ha ganado campeonatos de esquí y de equitación. Ha dedicado la mayor parte de su vida a reconstruir y organizar el patrimonio de los Alba, desde la hercúlea tarea de levantar el Palacio de Liria, a mantener los de Dueñas o Monterrey. Con toda la discreción que su figura pública le ha permitido, desde su juventud ha desarrollado una importante labor en obras benéficas, con especial dedicación a los niños salesianos, la Cruz Roja, la lucha contra la esclerosis múltiple y la asociación Nuevo Futuro.

En 2011 publicó sus memorias, Yo Cayetana.


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